44. Comenta el paisaje agrario de dehesa representado en la fotografía.
El paisaje agrario de la fotografía corresponde a una dehesa de encinas
en Extremadura.
El medio físico muestra un
relieve llano, propio de la penillanura extremeña. El clima mediterráneo puede
deducirse de la vegetación dominante de encinas. Estas son árboles de mediana
altura, con tronco grueso y rugoso y copas globulares y amplias, que soportan bien
la sequía estival, propia del clima mediterráneo, y se adaptan a todo tipo de
suelos. En este caso se trata de la tierra parda meridional, pobre por su
acidez y escasez de humus, que presenta, como muestra la fotografía, una estructura
suelta, que lo hace fácilmente erosionable, por lo que su principal dedicación
son las dehesas.
El espacio agrario está
organizado en parcelas grandes. Los usos del suelo combinan, de forma
equilibrada con las condiciones naturales, la explotación
ganadera, agrícola y forestal.
– El uso ganadero ha sido
tradicionalmente el más habitual en las dehesas. Se basa en el aprovechamiento
de los pastos que crecen tras las primeras lluvias de otoño y se agostan durante
la fuerte y prolongada sequía estival, y en el uso de los pastos que crecen a
la sombra de los árboles. La ganadería que se aprecia es la ovina, de carácter
extensivo y baja densidad, destinada al autoconsumo y a la venta en el mercado.
– La agricultura, dadas las
características medioambientales, solo permite el cultivo parcial y extensivo
del suelo, en rotaciones muy largas con barbecho. La más característica es la práctica
“al tercio” en la que las tierras, tras cultivarse, descansan los años
siguientes, un año o más como erial (sin sementera ni labranza) y el
inmediatamente anterior al nuevo cultivo con barbecho labrado, pero sin
sembrar. Los cultivos son de secano y se destinan a la producción de alimento y
de rastrojos para el ganado durante el largo periodo de sequía estival, en el
cual desaparecen los pastos naturales.
– La explotación forestal está
constituida por el bosque de encinas aclarado, que permite el aprovechamiento
de su fruto, la bellota, para la alimentación del ganado porcino, y el aprovechamiento
de la leña. Esta procede de la poda de los árboles, labor indispensable para
aumentar la producción de frutos, pero de elevado coste para el propietario.
Los principales problemas que
afectan a las dehesas en la actualidad son los siguientes:
– La fragilidad del medio
ambiente, derivada de la pobreza del suelo y del retroceso de la vegetación
natural, que colabora a su empobrecimiento y acentúa la erosión natural. Este retroceso
se ha visto favorecido por la pérdida de usos tradicionales del encinar y la
ampliación de la superficie cultivada mecanizada en las áreas de mejores
suelos, para la cual el arbolado representa un obstáculo. Para evitar este
problema se requiere un sistema agrario que combine de manera equilibrada los
diferentes usos del suelo, de modo que pueda mantenerse el equilibrio
ecológico.
– Los bajos rendimientos
agrarios, motivados por las limitaciones del medio físico y el empleo de
técnicas tradicionales, están impulsando una intensificación relativa,
consistente en una mayor orientación hacia el ganado vacuno y hacia la
agricultura mecanizada, y en la generalización del aprovechamiento cinegético
de las dehesas. Para evitarlo, la Unión Europea está concediendo subvenciones
al ganado ovino extensivo.